La hermosa tarde comienza a partir
cambiando coqueta su vestimenta
según el caprichoso sol consienta
y, envuelta en malvas y perlas, dormir.
Se estremece al comenzar a sentir
cómo la aurora de luz la alimenta
y la recubre del color que ahuyenta
penas y tristezas. ¡No más sufrir!
Expectante ante nuevos ocasos
observará, invisible en su atalaya
cómo encaminan las horas sus pasos.
Y cual se diluye la ola en la playa,
como ella harán éxitos, fracasos.
De oro y de plata la tarde se explaya.
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