Inicia su andadura de nuevo con la ilusión por bandera;
con el dolor del adiós queriendo ser un "hasta luego"
bailando descompasado en unas lágrimas furtivas
que ni puede ni quiere retener. Son su tributo,
su entrega incondicional a las vivencias amigas;
a las pasiones vividas; al "no te olvidaré jamás".
¡Corta vida y ya tan plena!
Siento su dolor el mío. Su pena estalla en mi pena.
Sus ansias de nuevos retos son las que yo no logré
y las vivo como mías. Su positividad contagia
y...¡hace todo tan fácil!¡ Tanto amor y tanta fe!
Verle mirar al frente y caminar decidido, es magia.
La que aporta lo que deja y le ayuda a continuar.
¡Corta vida y ya tan plena!
Para Himar Falcón Suárez, mi hijo.